martes, 4 de octubre de 2016
CUARTO ACUERDO
"HAZ SIEMPRE TU MÁXIMO ESFUERZO”
Este acuerdo permite que los otros tres se conviertan en hábito.
Lo máximo que podamos hacer cambia de un momento a otro según nuestro estado.
Independientemente de ello se trata de hacer siempre el máximo esfuerzo.
Si nos sobreexigimos, nos agotaremos y si hacemos menos de lo que podemos nos
sometemos a nuestros juicios, culpas y reproches por no haber hecho más.
Al hacer siempre el máximo esfuerzo desaparecerán los reproches que nos hacemos a
nosotros mismos, romperemos ese hechizo.
Es la acción lo que nos hará sentir felices.
Hacer el máximo esfuerzo implica actuar por amor, no por recompensa.
La mayoría de la gente actúa por la recompensa que espera recibir, por eso no hacen el
máximo esfuerzo.
Si nos gusta lo que hacemos, si siempre hacemos el máximo esfuerzo, disfrutamos de lo
que hacemos y nos sentimos felices por ello.
Al hacer el máximo esfuerzo disfrutamos lo que hacemos. Hacemos el máximo esfuerzo
porque nos gusta hacerlo, no lo hacemos por complacer a nuestro Juez interno ni a los
demás.
Si emprendemos una acción por obligación, no haremos el máximo esfuerzo.
La acción es vivir con plenitud, la inacción es una forma de negar la vida.
Expresar lo que somos es emprender la acción.
Una idea si no se lleva a cabo no producirá ninguna manifestación, ni resultados, ni
recompensas.
Emprender la acción es estar vivo, es arriesgarse a salir y expresar nuestro Sueño.
Sea lo que sea lo que la vida te arrebate, deja que se vaya, cuanto te entregas y dejas ir el
pasado te permites estar vivo en el presente, podrás disfrutar del sueño que sucede ahora
mismo.
Si vives en un sueño del pasado, jamás podrás disfrutar el sueño del presente y vivirás a
medias con auto-compasión, sufrimiento y lágrimas.
Tienes derecho a ser tu mismo y solo puedes serlo cuando haces tu máximo esfuerzo,
cuando no lo haces te niegas ese derecho.
Los tres primeros acuerdos funcionan si hacemos el máximo esfuerzo.
No esperes ser siempre impecable con tus palabras, solo haz tu máximo esfuerzo por
cumplirlo
No esperes no volver nunca más a tomarte las cosas personalmente, solo haz tu máximo
esfuerzo.
No esperes no hacer nunca más ninguna suposición, solo haz tu máximo esfuerzo.
Si haces el máximo esfuerzo siempre, serán menos frecuentes los desaciertos.
TERCER ACUERDO
“NO HAGAS SUPOSICIONES”
Tendemos a hacer suposiciones sobre todo, nos lo tomamos personalmente y creemos
que esas suposiciones son ciertas.
Todo nuestro sueño del Infierno se basa en suposiciones
A partir de nuestras suposiciones empezamos a hacer comentarios a otros, a chismorrear.
De esa manera nos mandamos veneno de unos a otros.
Hacemos suposiciones que no son ciertas y luego las defendemos y queremos tener razón.
Vemos y oímos lo que queremos y no percibimos las cosas tal como son. Si no
entendemos algo hacemos suposiciones sobre suposiciones.
Si alguien nos sonríe suponemos: “realmente le gusto”, sin clarificar lo que la otra persona
siente. Suponemos que los demás saben lo que pensamos y por lo cual no es necesario que
expresemos lo que queremos.
Necesitamos justificarlo todo para sentirnos seguro y al no saber algo lo suponemos
porque no tenemos el valor de preguntar.
Hacemos esto porque realizamos acuerdos internos para actuar de esa manera.
Acordamos que hacer preguntas es peligroso y que aquellos que queremos tienen que
saber lo que queremos y como nos sentimos.
Creemos que al amar a alguien lo vamos a poder cambiar a nuestro gusto y nos mentimos
a nosotros mismos.
Para evitar las suposiciones debemos preguntar, estar seguros de que las cosas nos
quedan claras. Con una comunicación clara las relaciones mejoran.
Si somos claros, nuestras palabras se tornan impecables.
Es necesario actuar para que las cosas cambien, la acción fortalece la voluntad, nutre la
nueva semilla y establece una base sólida para que el nuevo hábito se desarrolle.
Cuando transformamos nuestro sueño, la magia aparece en nuestra vida, lo que
necesitamos llega con facilidad porque sabemos lo que queremos y somos.
SEGUNDO ACUERDO
“NO TE TOMES NADA PERSONALMENTE”
La importancia personal, esto es, tomarse todo personalmente, es la expresión máxima
del egoísmo pues implica la creencia de que todo gira a nuestro alrededor.
Todos vivimos en nuestro propio sueño, en nuestra propia mente.
Lo que cada persona hace y dice responde a los acuerdos que ha establecido en su propia
mente, los que ha establecido conforme a su domesticación.
Si le decimos a otro: -Eres un tonto, nos estamos refiriendo a nosotros mismos, pues lo
estamos diciendo basándonos en nuestras creencias, conceptos y opiniones.
Tomarnos personalmente algo que otros nos dice implica tomarnos su veneno, su magia
negra y de esa manera nos convertimos en presa de esa opinión.
Si evitamos tomarnos personalmente las opiniones ajenas nos hacemos inmunes a ese
veneno.
Al tomarnos personalmente las cosas, sentimos que nos agreden y reaccionamos para
defendernos generando conflictos. Sentimos la necesidad de tener razón.
Digámonos: “lo que pienses de mi no es importante para mí y no me lo tomo
personalmente”.
Si nos enfadamos con otros en realidad nos estamos enfadando con nosotros mismos ya
que el enojo obedece a una reacción que proviene de nuestro propio sistema de
creencias.
Nos enfadamos porque tenemos miedo, porque nos enfrentamos a nuestro miedo.
Si no tenemos miedo, si amamos, no hay lugar para el enfado.
Amamos todo lo que nos rodea cuando nos amamos a nosotros mismos, cuando logramos
superar el miedo y en consecuencia el enfado.
Para elegir correctamente, más que confiar en los demás, es necesario confiar en uno
mismo.
Al no tomar nada personalmente podemos empezar a romper muchos pequeños acuerdos
internos que nos hacen sufrir.
Si elegimos seguir nuestro corazón sin tomarnos nada personalmente, aunque estemos en
medio del Infierno, experimentaremos felicidad y paz interior, permaneceremos en un
estado de dicha.
miércoles, 14 de septiembre de 2016
LOS 4 ACUERDOS
El miedo y las autoexigencias son los peores enemigos de nuestro pensamiento, y por ende, de nuestra vida. Durante el proceso de domesticación nos formamos una imagen mental de la perfección, lo cual no está mal como camino marcado a seguir. "El problema es que como no somos perfectos nos rechazamos a nosotros mismos. Y el grado de rechazo depende de lo efectivas que han sido las personas adultas para romper nuestra integridad".
CAPITULO 1
Las palabras poseen una gran fuerza creadora, crean mundos, realidades y, sobre todo, emociones. Las palabras son mágicas: de la nada y sin materia alguna se puede transformar lo que sea. El que la utilicemos como magia blanca o como magia negra depende de cada cual.
Con las palabras podemos salvar a alguien, hacerle sentirse bien, transmitirle nuestro apoyo, nuestro amor, nuestra admiración, nuestra aceptación, pero también podemos matar su autoestima, sus esperanzas, condenarle al fracaso, aniquilarle. Incluso con nuestra propia persona: las palabras que verbalizamos o las que pensamos nos están creando cada día. Las expresiones de queja nos convierten en víctimas; las crítica, en jueces prepotentes; un lenguaje machista nos mantienen en un mundo androcéntrico, donde el hombre es la medida y el centro de todas las cosas, y las descalificaciones autovictimistas (pobre de mí, todo lo hago mal, qué mala suerte tengo) nos derrotan de antemano.
Si somos conscientes del poder de nuestras palabras, de su enorme valor, las utilizaremos con cuidado, sabiendo que cada una de ellas está creando algo.
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